Esta petición fue inicialmente planteada por los representantes de ETA pero suscitó dudas entre los emisarios de Rodríguez Zapatero. En un primer momento, la delegación gubernamental se mostró “totalmente en contra” de incluir a los navarros como parte de la sociedad vasca. Sin embargo, tras diferentes reuniones, los enviados del PSOE aceptaron tal consideración, siempre y cuando se publicara en un anexo secreto y no se hiciera pública.
Tras el acuerdo entre ambas partes, el primero de los anexos secretos se redactó así: “Entendemos como acuerdos los concernientes al futuro de los ciudadanos de Araba, Gipuzkoa, Bizkaia y Navarra, constatando la existencia de dos comunidades autónomas“. Eso sí, los representantes del ejecutivo socialista exigieron a su contraparte “garantías” de que los anexos sería tratados “de manera secreta”.